sábado, 21 de abril de 2018

Me gusta leer | Me Encanta Aprender Cançó

Frase inspiradora


Conta’m un conte. “El servei”


“Dos hombres enfermos comparten una habitación en un hospital.

A uno de ellos se le permitía sentarse durante una hora, en la tarde, para poder así mejorar el funcionamiento de sus pulmones. Su cama estaba al lado de la única ventana de la habitación.
El otro tenía que permanecer de espaldas todo el tiempo por su estado de salud. Conversaban incesantemente, todo el día, siempre hablaban de sus familias, sus hogares, empleos, experiencias y sitios visitados en sus vacaciones.
Todas las tardes, cuando el compañero ubicado del lado de la ventana se sentaba, relataba a su compañero de cuarto lo que veía por la ventana.
Con el tiempo, el compañero acostado de espaldas, que no podía asomarse por la ventana, se desvivía por esos periodos de una hora, durante el cual se deleitaba con los relatos de las actividades y colores del mundo exterior. La ventana daba a un gran parque con un bello lago, los patos y cisnes se deslizaban por el agua, mientras los niños jugaban y se divertían con sus botecitos a la orilla del lago.
Los enamorados se paseaban de la mano, entre las formas multicolores, en un paisaje con árboles majestuosos, y en la distancia, una bella vista de la ciudad. A medida que el señor que estaba cerca de la ventana describía todo esto con detalles exquisitos, su compañero imaginaba un cuadro hermoso y pintoresco que le extasiaba.
Una tarde, le describió un desfile que pasaba por el hospital, y aunque él no pudo escuchar a la Banda, lo pudo VER A TRAVÉS de los OJOS de su COMPAÑERO, tan vívidamente como si él mismo estuviera mirando.
Pasaron los días, las semanas, y una mañana el hombre que dormía cerca de la ventana, ya repuesto de su enfermedad, le dan de alta. Para despedirse se saludan afectuosamente con su compañero de habitación y este buen hombre se retira a su domicilio, contento y alegre como siempre.
Al día siguiente cuando llega la enfermera, el otro señor pidió que lo pasaran a la cama cerca de la ventana. La enfermera accedió gustosa y lo primero que hizo este señor fue apoyarse sobre su codo -con mucho esfuerzo y dolor- para incorporarse y poder mirar el mundo exterior.
Finalmente tendría la alegría de verlo por sí mismo, pero al asomarse a la ventana, lo que vio fue la pared del edificio de al lado. Confundido y entristecido, le preguntó a la enfermera qué sería lo que animó a su compañero de cuarto a descubrir TANTAS MARAVILLAS del mundo exterior. La enfermera le respondió que el señor era CIEGO y no podía ni ver la pared de enfrente.
Ella dijo: QUIZÁ SOLO DESEABA ANIMARLE A USTED!”

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Cita bíblica St Jordi